jueves, 2 de diciembre de 2010

Bicentenario y Arquitectura Argentina Contemporánea. Reflexiones




La arquitectura Argentina, desde la conquista española, estableció patrones de uso y estética muy distintos a los establecidos en otros lugares de América, caso Perú o México.

Allí estaban los Incas y los aztecas (estos habían absorbido a los Mayas) y poseían una arquitectura lítica, con grandes terrazas y avenidas con un criterio de abstracción geométrica con gran uso de los espacios exteriores.


Esto fue definiendo los asentamientos hispanos con los conventos fortaleza y los grandes atrios para el uso de evangelizción masiva.

Argentina no poseía asentamientos prehispánicos muy consolidados. Los indios Guaraníes, los Querandíes, vivían en tolderias y en constante movimiento.

Existía una arquitectura “No Reflexiva” que cedió al impulso de “Impostación” de la arquitectura española .Este principio establece el punto de inicio de estas reflexiones. Argentina tiene doscientos años de nación independiente. La cuestión es si existe una arquitectura argentina.

El dilema presenta varios puntos e evaluación. Por un lado la íntima relación entre arquitectura y sistemas socio-políticos. Desde 1820/1830 en adelante la situación política de Argentina fue impulsando el rol que va ir ocupando la arquitectura, generando mixturas entre lo hispano, lo italianizante, con gestos ”No reflexivos” de mano de obra local.

Esto no implica una actitud despectiva desde el punto de vista cultural, más bien una realidad social donde la “Tesis” o “tratadística europea” no encontraron cabida.

En el siglo XVII se establecen los Jesuitas y generan una evangelización coordinada por el trabajo y la preparación de sus oficiantes. Los hermanos Coadjutores( Arquitectos, Artesanos, Pintores) sumado a su disciplina de accionar, dieron realidad ,hasta su expulsión (1767) a los Cascos de estancias en la provincia de Córdoba, caso Alta Gracia, Jesús María ó Santa Catalina.

En el Noreste argentino las reducciones o misiones supieron adaptarse al paisaje selvático. San Ignacio Miní Provincia de Misiones) o Yaguarón (Paraguay), denotan un manejo de adaptación al paisaje y asentamiento con cierta Tesis Europea. Los procesos políticos que se desarrollan desde 1820 hacia 1880 (Época de Rivadavia, Rosas y Urquiza), establecen “ idas y vueltas” entre lo Colonial, lo Liberal francés y lo Italianizante.

Hacia 1880-1930 Argentina vive un momento de corte Liberal , tanto político como arquitectónico, con pinceladas del radicalismo de Hipólito Irigoyen. Existen momentos arquitectónicos que navegan entre lo Ecléctico, Historicista, el Modernismo del Art Nouveau y el Art Decó. Dentro de este contexto el Neocolonial busca una reivindicación de una arquitectura de identidad propia.

A excepción de este último (de impronta local pero con fuerte raigambre Hispana) se advierte fuerte presencia de técnicas, arquitectos ,características y formalismos europeos. Hacia 1929 llega Le Corbusier a Argentina. Su legado implica conferencias magistrales, viajes, decenas de proyectos no realizados. Solamente se materializó la casa Curutchet, casi veinte años después y “por correspondencia”.

La Modernidad Racionalista recibe con el gran maestro suizo una inyección de fuerza muy grande .Arquitectos de la talla de Antonio Vilar, Amancio Williams, Antonio Bonet ( junto con Jorge Ferrari Hardoy y Juan Kurcham diseñan el legendario sillón BKF), Wladimiro Acosta, Alberto Prebisch, entre otros, proyectan y construyen verdaderos paradigmas del Racionalismo.

La casa del puente (A.Wiliams 1948), Atelier de Artistas en Buenos Aires ( A.Bonet 1938), Cine teatro Gran Rex ( A.Prebisch 1936), Sede central el Automóvil Club Argentino ( A. Vilar 1940), y el edificio Kavanagh (Sanchez, Lagos y de la torre 1936), son solo algunos emblemas.

La contemporaneidad del Racionalismo en la Argentina, no un Racionalismo argentino, nos pone en línea con los principios del Bauhaus o Le Corbusier. El plan para Buenos Aires denota hacer “tabla rasa” con la clásica cuadrícula porteña definiendo un proyecto rico en ideas pero pobre en concreción.

Hacia 1955 tiene lugar la revolución Libertdora que derroca al gral Perón y delinea una arquitectura “ de identidad” con un movimiento llamado el Casablanquismo que como la mayoría de los buenos movimientos se diluyó hacia 1970 con modas locales e internacionales perdiendo su escencia.

La Iglesia de Fátima (Claudio Caveri, Eduardo Ellis Arq• 1955) es un verdadero paradigma .Estos movimientos tuvieron que convivir con la arquitectura de poder identificada con un Decó monumental y con la escala y el simbolismo del Neoclasicismo imperial.
La década del sesenta vió surgir toda una generación de arquitectos que tomaron la herencia del Movimiento moderno y lo reformularon de acuerdo a su teoría y líneas de tendencia de cada uno.

Tarea nada fácil considerando los golpes de estado constantes .El estudio de Justo Solsona, Clorindo Testa, Jorge Erbín, Eric Goldemberg, Juan M.. Borthagaray, Miguel A. Roca, Antonio Antonini, Llauró-Urgell, son algunos que buscan nuevos caminos en conjunto con una actividad docente y concursos nacionales e internacionales.

La guerra de Malvinas hacia 1982 y su fracaso dio paso a las elecciones democráticas de 1983 con el ascenso del Doctor Raúl Alfonsín. La universidad de Buenos aires creó un clima de renovación y cambio.

Pluralismo de ideas, concursos de cátedras, contacto constante con profesionales que inyectan libertad de criterios. Los claustros universitarios son laboratorios de ideas .Buenos aires y la Argentina se globaliza, la arquitectura de ”No lugar” se instala y se genera un “asedio de la Modernidad” sobre los valores propios de la cultura local.

La reflexión final nos invita a pensar si hay una Arquitectura Argentina. Si es un hecho que hay buena arquitectura hecha por argentinos. La identidad junto con el patrimonio debe ser cuidado por cada uno de nosotros. Desde el lugar de cada uno se puede permitir que la modernidad tenga su lugar, mejore nuestra calidad de vida pero sin el costo de perder el “Hacer ciudad” con los valores de nuestras costumbres .


Rodolfo de Liechtenstein
Arquitecto

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